Todos pensamos que el Certificado de Nacimiento nos da por garantizado el Derecho a Certificar Sueños; pero estos se derriten entre desaciertos, esperas y esclavitudes in-solventes, unas veces propias de nuestras sombras, otras de nuestra luz, y otras son propias de una rueda que no está bajo el control natural del ser humano ni que haya psique que quiera darle sentido filósico, práctico, religioso o médico a la historia. Indescernible, invisible, conjeturado. Sería fantástico; pero no es así. No hay lógica ni urbanidad aunque la usemos para civilizar al prototipo y al ecosistema con el que se relaciona.