Algunas personas desean desligarse tanto del pasado que lo termina asesinando y otras somos desligadas tan abruptamente que es imposible no querer intentar saber que pasó en la escala de valores del otro. Pareciera como si una enfermedad cegadora y suicida se fuera tragando todo lo consistente, lo dado, lo entregado. Como los piojitos blancos que enferman a las plantas y las aniquilan, sin vuelta atrás.
Sin vuelta atrás...Mala patria, exilio.
¡Qué clase de giro ciego que te desempaca los palos de una siembra y se lleva hasta lo más tupido y conciliado!.
Es porque...la mala patria, simplemente, se exilia sola. No tiene valores, no hay pasado, no hay dolientes verdaderos..
Sólo el que quedó, esperando no ser parte de lo asesinado.