" . ¿Era una novela?, o ¿se había convertido en un clásico acontecer diario? . Es parte de lo que hemos creado desde el comienzo de los comienzos, desde la dualidad. Parecía como si lo que realmente habitábamos fuera un sistema de eliminación, como si después de descartar lo que “suponíamos” no era de una u otra forma, entonces nos íbamos por esa otra forma restante, ¿dónde quedaban las terceras mejores soluciones, o las terceras mejores visiones, entonces?. Mientras tanto, en la calma, entre unos sucesos y otros, en la certeza de lo contenido y de lo no-conquistado, y también, de lo conquistado, ¿por qué, no?, llegaba a retornar a mi propia seguridad, a mi interna intimidad, sabiendo que, al menos yo pretendía hacer con mi mente un acontecer radiante y positivo, y si se pudiese, que colaborara con un mejor sistema de vida. Había suspirado y retomado mi fuerza interior, mi benévola y mágica energía, para continuar de inspirar los sucesos de Génesis, desde el ventanal de mi enorme casa, en el lado Sureste de Inglaterra, desde allí y desde mi propio eje, quería darle más tiempo de vida a Génesis, aunque fuera sólo para que ella me diera vida a mí.
Miré hacia fuera. Se acercaba la noche y se vislumbraba luna en cuarto creciente; fue entonces cuando me percaté que Dani no había dicho ni una sola palabra desde que le hablara del final de su libro, y fue entonces, también, cuando empezó a llover torrencialmente. Volteé la cabeza y lo observé calladamente, todavía entre musas no aislantes, ya.
-Dani, ¿qué pasa?, ¿me has dejado escudriñar en el resto de mí, mientras tú vas decayendo en lo pesaroso?. ¿Qué pasa?, ¡esos no son nuestros acuerdos!.
-Estoy respetando tu tiempo, Génesis.
-Lo imagino; pero también acordamos que si uno necesitaba del otro, pediría un tiempo a nuestro tiempo.
-Está bien. Tienes razón, es sólo una excusa.
-Entonces, ¿qué es lo que te sucede?.
-Tomésmolo con calma, ¿si?. Dame, algo de tiempo. Es que, desde que me dijiste lo que opinabas del final de mi “libraco” , hay algunas cosas que me están molestando. Me molestan mucho y aún, no acierto a comprender cómo se mueven las emociones y los regocijos de las cosas que no logro asimilar al mismo tiempo que tú. Es como si hubieras tocado una herida, como si el punto de conciliación conmigo mismo no