Anhelé. Anhelé descansar.
Un sueño.
Vas,
Vienes.
Anclada a la velocidad de los cementos,
a la lengua taciturna de un después,
a unas caderas escondidas en el tiempo,
al roce de tu pasión
y su persuasión.
quedé refundida en el renacimiento.
Lo ví claro!...
¡Que no era posible!...
que no hay reposo posible.
sino una quietud que abraza
el fin, el inicio.
Que ya no lo dejo,
Que ya,
tampoco,
lo espero.
Sólo sé que existe, que está en mí.
Aspiro ese reposo.
Y, sólo seguir avanzando,
¿el próximo sorbo?,
es que sin otoñar,
a sabiendas de los sueños,
y sabiendo que es un sueño,
estás vivo.
Yolanda Marín, 09/97