¿Eres Co-Autor de Algún Franqueamiento?

Pedimos honestidad, franqueza de corazón; pero generalmente, no estamos dispuestos a aceptar los términos que define un franqueador como dianas de su consecuciones. La mayoría no desea escuchar dicha primicia, cuento, o situación de su temario, es decir, asuntos del franqueado cuando éste la expone, incluso después de haber sido tú el que ha solicitado ser un deponente de sus elucubraciones y problemas; entonces, tú otro yo, el de oyente, decide –porque es más fácil, más cómodo, y no genera intención de compromiso- esconder su cabeza bajo una compasión mal entendida de bondad acariciadora, pasarle la mano por el brazo indefenso, por lo irresoluto y estereotipado de la situación que dar un salto de sabiduría hacia ese ajeno, profundizarlo y comprenderlo. No hay motivos, tampoco, porque el ego sabe que para sostenerse no necesita mucha inteligencia emocional sino un intelecto que lo justifique constantemente. Que le diga: "si, mijito, todo está bien".

El que pide honestidad, en realidad, sólo defiende su ego, su tabla de valores, su sentido de pertenencia, un lado de la baranda, el no ser maltratado o cogido por sorpresa en acciones itinerantes, beligerantes, con las cuales no pretendía estarlo o no formaban parte de su núcleo de intenciones primarias, o de su constitución para edificar. Todo esto es normal en el proceso de supervivencia, y si no se queda en la primera parte, y forma parte de un código inteligente comunitario, permite extraer las mejores aptitudes del ser humano. El que da y ofrece la franqueza consistentemente refuerza su libertad de vivir a su manera sin dañar a otros, entiende sus deberes, legitimiza sus derechos consigo mismo y con el otro, y disfruta de sus decisiones, aún cuando esto le signifique, muchas veces, virar el timón si las perspectivas de éxito o de expectativas consonantes se presentan dudosas. Estas intenciones indolentes, pero bien intencionadas de generar "ayuda" para el otro, pero sin llevarse a cabo, se dan debido a una defensa personal del ego, quien no desea ceder terreno o perderse en ello, perder sus razones. Es verdad que es indispensable para la supervivencia mantener una parte de la franqueza íntima a salvo, incluso del látigo del mismo ego; para ello se debe reconocer aquello que no es beneficioso para seguir produciendo motivaciones de alta potencia y descartarlo. Desde ahí, cuando decidimos generar escucha o "ayuda" a otros, es también, totalmente necesario sobrepasar la barrera de las verdades entendidas bajo nuestra óptica, ponerse en el lugar del franqueador y sopesar el núcleo de intenciones primarias que habitan en él, así como su subnúcleo, conformado por los submundos de las sílabas de sus actos, para poder así comprender cómo y por qué se conforman ciertas emocionalidades, cómo y dónde es posible aplicar palanca de cambio, cómo y cuándo es justificable dejar pasar ciertas posiciones, y cuándo, es definitivamente necesario usar el potencial de esa franqueza para llevar a término las situaciones inconclusas, creando posibles alternativas enriquecedoras para continuar reinventando el camino individual, un día a la vez. 
Y, definitivamente, no ser de los que digan: "yo no fuí", "eso no es lo que quería escuchar" o "¿para qué me dices esto, ahora?"
Cada-día-un-día-a-la-vez para saber qué es franquear, qué debe ser franqueado y dónde debe ser franqueada tu vida.