Posiblemente, sin las tradiciones, los marcos culturales, y las peripecias realizadas para entendernos fuera y dentro de todo esto, no tendríamos lazos que nos ataran a un antecesor o no se sentarían los precedentes para visualizar parte de nuestros códigos genéticos con la suficiente fuerza para hacernos entender de qué iba el asunto de lo adquirido a través del ADN, y no hablaba del físico, solamente, -tampoco, es que me refiriera a ataduras, literalmente hablando, sino a lo que se constituía y a lo que con esto se llegaba a formar, lo que se podía concienciar, llegar a “ver”, incluso desde los anales de los eones, en nuestro ser y en la de aquellos que se habían convocado a nuestro como círculo, inmediato, de influencia-.
Mi ser, pretendía funcionar analítica y racionalmente, pero también, allegándose con sus emociones, sutilmente enrarecido, un poco, ahora, por el aire casi de neón que empezaba a respirar, y unas cuantas veces desaventajado consigo mismo; pero al mismo tiempo escarbaba una libertad que ni siquiera sabía a dónde podía llegar con ella. ¿O sería a través de ella?. Pero lo que sí sabía era que estaba intentando reestablecer los lazos con los tiempos ajenos a mí, incluso a mis antecesores directos, más allá, desde donde se pudiera desenredar una de mis tantas madejas, -aunque no fuese mía, solamente- de una vez por todas.
Sí era a través de ella, -de esa libertad infinita- quizás las supercherías del Arca Paterna tendrían mucho menos valor del que les había profesado alguna vez, cuando una nada entre los cuatro y los siete, o quizás lo nueve, con el adherente de que ellos eran más viejos y sabían más, que era igual a “ tener siempre la razón o la visión correcta”, pues ellos, esos “tan supuestamente adultos”, y que, además, no desperdiciaban ocasión para escarchárselo en la cara a los menores, no entendían el significado de camino individual, ni siquiera tenían sospechas de que no podrían controlarles nada; y sin embargo, las acciones estaban, ya, abiertas, desde el nacimiento, sobre la mesa; ahora si las supercherías no fuesen trabajadas a través de esa libertad, entonces yo, simplemente no existiría; existiría el otro o los otros y quizás, aún el Arca Paterna. Así pues, que sí esto no tenía que ver con las supercherías sino con los significados, la significancia y el significante, que era lo que me permitía