que ellas son aéreas, y su raíces no están dentro de al tierra, crecen como huéspedes, en otros árboles, amazónicos en el primero de nuestros casos, y en los europeos, cuando nos referimos al segundo grupo. Se alimentan de la luz, la humedad del ambiente que absorben sus raíces aéreas y de sustancia orgánica. En la jerarquía espiritual, las Orquídeas ocupan el Reino más elevado, así pues, también lo es su proceso para la elaboración de los elíxires. En el primer grupo, tenemos dos excepciones: La de Epidendron Secundum o Victoria Regia, que realmente es un nenúfar; y la Cymbidium o Elixir del Amzonas, que no es una flor sino el agua, que cursa por el río del mismo nombre, y la cual es empoderada de la misma forma que se hace en la elaboración de las esencias.
La elaboración de los elixires del Amazonas, es relativamente contemporánea, pues el primer acercamiento llevado a esencias lo tenemos entre los años 1989/90 en la selva amazónica. Su elaborador Andreas Korte, nos legó una gran enseñanza que, ahora, está disponible y más cerca de todos.
Al constituir un sistema tan evolucionado, no va directamente al síntoma o al trauma presente, que se originó
entre los estados conscientes e inconscientes en un momento determinado; sino que las Orquídeas son el paraje, el Bosque Espiritual de tu mente, con todo y Castillo, Rey Arturo, Caballeros de la mesa Redonda, Magos Merlines, ladrones de las Joyas Sagradas, traiciones… y experiencias acumuladas; en unos casos a través de la ley de Causa y efecto de otras vidas, en otros casos es la experiencia de la transegación, de la desmitificación, desapegos, aversiones y deseos; hasta lograr un tránsito con menos equipaje y más equilibrado hasta la posible iluminación. Por lo tanto, las Orquídeas van directamente a tu engranaje o ADN espiritual, a tu ancla con lo Real y lo Absoluto, despellejando todo aquello que es un obstáculo para la Más Alta Visión, que es el estado del Mahamudra, en donde el Observador, lo Observado y la acción de ver son partes de lo mismo y lo mismo, una totalidad.
Por analogía, entendemos que, como decía Paracelso, cualquier medicina debe poseer la anatomía de la enfermedad que cure, por lo que la patología que estos elixires enfocan son las más profundas y las que están más allá de cualquier estado de sombra o luz-sombra, que el individuo esté por reconocer en uno
