Un Sueño Posible

Viernes, Abril 9, 2010

      Nos describe la historia de un joven afro-americano, Michael Oher (Quinton Aaron), el cual proviene de un hogar destruido, con un padre ausente y una madre drogadicta, por lo cual, termina siendo un habitante de las calles de Memphis (Tennessee), después de haber pasado por un montón de hogares adoptivos, a los cuales, no se puede integrar, aunque el guión de la cinta no nos deja expedito el por qué. Finalmente, el cuidador de una escuela católica privada, lo acoge por un tiempo en su casa, y le sugiere al entrenador de la misma, las posibilidades de Mike, de formar parte del equipo de rugby, debido a su contextura y gran tamaño. Luego. Big Mike debe salir de la casa del cuidador, debido a enfrentamientos de éste con su esposa, por su presencia en la casa, entonces “Big Mike” se convierte en un sin techo.

      Antes de proseguir con la trama, me gustaría hacer un punto y aparte para reflexionar acerca del hecho de encontramos, de nuevo, en cartelera, este año, con una película basada en una historia real, sí; donde se perfila, sin embargo, otra vez, la redención de los blancos a través de una especie desautonomía que se le quiere arquetipar siempre a la raza negra; y hemos de aclarar, que el prototipo se hace válido porque el estándar mayoritario lo ha tenido siempre esta entidad, la cual,  en realidad, nunca ha estado dispuesto a ceder ni siquiera unos milímetros su autonomía, aún y cuando estemos tratando de construir una carretera paralela, parece imposible aún; y eso lo hemos visto en películas como “El Solista”, en “The Hurt Locker” se excluye al  Sgto.Sanborn, (Anthony Mackie –el hombre negro) haciéndolo ver como alguien que no está preparado para asumir el rol de líder, y ponerse el traje para desactivar bombas. Se quiere demostrar, también, en Invictus, una población perennemente atada a ideales inconsecuentes y fuerzas inactivas, debido a la misma acción de los blancos. Quizás, la única película que haya mantenido su autonomía, en este ciclo, haya sido Precious, en donde la realidad es absolutamente conceptual y dentro de su contexto.   Está eximida de ayudas “blancas”, pues, la única personalidad que entra en juego, con dicho papel, es la asistente social (Mariah Carey), quien, a pesar de su esfuerzo por integrarse a la realidad de la chica con el objetivo de hacerla merecedora de la ayuda estatal, concientiza que no puede hacer nada por generarle una sanación o salida real, constituyente.

      Regresando, a “Un Sueño Posible”, basada en la historia real de la familia Tuohy, y escrita a partir del libro de  Michael Lewis, John Lee Hancock nos presenta este guión, ciertamente, lleno de detalles usuales, consuetudinarios, ligeramente fortalecidos por los rasgos de las caracterizaciones de Sandra Bullock en el papel referencial,  pero vagamente interconectados, prácticamente elementales, sin complejas profundizaciones más que las de la historia, en sí.

      Leigh Ann (Sandra Bullock), quien, una noche de invierno, mientras regresa a casa con su esposo Sam (Tim McGrew) y los niños,  Sam Tuohy, (Jae Head)  y Collins, encuentran a “Big Mike” vagando por las calles, y habiéndolo observado en la escuela a la que acuden sus hijos, decide ofrecerle un lugar, en su casa, para dormir, por esa noche.  Allí comienzan sus historias, con un consentimiento y aceptación tan romántica, que nos parece difícil de congraciar con la época que estamos viendo.

      Leigh Anne (Sandra Bullock), además de encabezar un rol de madre súper proactiva, actual, rígida pero flexible en los momentos adecuados, comprensiva y sensitiva, donde la escucha y la nobleza nos la reseñan como un ideal, pareciera ser, entonces, una mujer fuera de época.  A pesar del maquillaje, la ropa, la vanguardia de los elementos que acompañan a Leigh Anne, los restaurantes a los que asiste y las amistades, clase alta, que frecuenta, pues es el círculo en el que están envueltos, nos sentimos excluidos de bondades tan gentiles, sin nada acuciante que temer o mirar de reojo.  Y uno se pregunta, ¿es esto posible, aún en las mejores de las circunstancias?.

      Pronto Leigh Anne, incita a “Big Mike” a quedarse una noche más, y otra, hasta que le ofrece un cuarto para él solo.  En dicha integración, todos los elementos de la familia, juegan un rol de aceptación tan marcado, que ninguno de ellos se cuestiona si la actitud de Leigh Anne es sustentable para toda la familia. Al poco tiempo, ella asume el papel de “madre” de Mike, tomándose en serio todas las necesidades de Mike, entendiendo cuáles son sus puntos débiles y cuáles los fuertes. Lo impulsan a entrar en la liga de rugby, aunque él no sabe nada acerca de esto, no entiende las reglas, y no sabe cuál es su papel en el equipo. Leigh, contrata un tutor Miss Sue (Kathy Bates) para ayudarlo con sus estudios, enseñándole y reforzando todas aquellas insuficiencias catedráticas. Su hermanos, sobre todo, S.J., a quien presentan como un niño extremadamente habilidoso, negociante, afectuoso y sumamente ágil en todos los terrenos, constituye la otra roca angular sobre la que se sostiene Michael, aunque por supuesto, Sam, adquiere el amor éste, como padre, y Collins (Lily Collins), como la comprensiva hermana, quien defiende al chico de los malos comentarios, entre sus amigos, también es vista como su hermana por el chico grande.  En fin, se nos conforma una nueva familia. 

Así Michael, con mucho entrenamiento y apoyo, se convierte en defensa del equipo de su escuela, se gradúa con el promedio necesario para ingresar a la universidad con una beca para seguir jugando, si es lo que él desea hacer, y lo cual, aprende a hacerlo notablemente, interesándose en él, medio país.

Es interesante, observar en la cinta, que todos los conflictos, se vuelven pequeños, pues existe una camaradería implícita e interna que une a todos los miembros de esta nueva configuración, y lo demás parece ser insignificante.  S completamente inspirador, recordarnos como personas que deseamos aprender siempre de otras, provengan de donde provengan, y no sentirnos siempre como los aleccionadores. Pues, no lo somos. No somos los redentores ni los salvados, somos el camino. Esta es la forma, que más se parece, a aquello en cómo siempre deberíamos tratar de solventar las cosas, nuestras relaciones, aleatorias o no,  buscando la armonía y el entendimiento, desechando el conflicto innecesario y  permitiendo la diversidad de opiniones que permiten crecer; sin embargo, sentados, en una sala de cine, donde la gente llega tarde, toman los puestos numerados de otros, deben entonces, buscar al acomodador para resolver la situación, comienzan a hablar, a pasar por delante de ti, de todos, te tiran las cotufas, y no se respeta al espectador, desconocido sí; pero sentado en el asiento contiguo, tornándose en tu compañero de cine, te replanteas, ¿es posible que en esta historia sea todo tan magnífico?, que no hayan quiebres, dudas, revuelos, discusiones, desacuerdos o altibajos morales, económicos.  Es casi imposible creerse que Michael, proviniendo de un hogar roto, sin afecto, alejado de su madre por Servicio Social, debido a la droga, frecuentando el ambiente “infestado” donde esta vive, lleno de mercenarios, traficantes de almas, de sustancias, de cualquier cosa imaginable, alguien haya salido tan ileso, conservando su docilidad y espíritu puro; y además sentirnos endulzados por la carencia de conflicto, de finales felices sin contradicciones, cuando en nuestras aspiraciones de emparentamiento hacemos colisiones frecuentes, cuando sentados en una sala de cine, de clase media, no se puede ver la armonía de los encuentros que constituyen a lo casual y común, porque están llenos de desencuentros atípicos. 

      Sin embargo, es congraciante ver  que cambios de gran envergadura humana son parte, todavía, de una parte del planeta, y que  “Un Sueño –es siempre- Posible”.