La Madriguera De Los Argument-a-ntes

¿Qué buscas cuando discutes?. ¿Es acaso tener la razón?.  Considerar-te correcto, aprobado, apropiado u omnisciente en tus apreciaciones y puntos de vista.  Pero esto, independientemente de lo que pensemos, o tengamos en mente no siempre resulta de la manera que pensábamos.  Mejor dicho, no lo es la mayoría de ellas.
Cuándo, emplazas argumentos, supuestamente, de manera benevolente, y tratas de que se extiendan  más allá de lo que pareciera querer determinar el punto de abordaje por eximición, ¿qué intentas lograr?, ¿cuál es el verdadero objetivo cuándo sigues insistiendo en una conversación en que ese alguien, tu interlocutor, te diga o establezca una línea definitoria y luego ambos  terminen deslindándose o plegándose a lo aconteciente?. Es más que el último toque de sal. Es más que impregnarle sabor a lo que aún nos parece desabrido.  En realidad, cuando las mentes se abren y generan tormentas de ideas creativas, de resoluciones, de esferas, lo que se abre es un nuevo túnel para salir de las madrigueras personales y convencionales. una posibilidad nueva.  Un agregado.  Una tercera mejor respuesta.  Pero, sólo puedes jugar con estos argumentos cuando puedes ser capaz de entender que tu punto es único, que necesitas escuchar y ver otros antes de definir.  Que tienes que aprender a asumir el control del descontrol,  pero no al revés.  Es decir, no es cuestión de controlar la masa ferviente de opciones. Cuando sabes que estás directamente consciente de estas significancias, optas por anotar, analizar, desglosar y diagnosticar, así sea por defecto y  error, hasta que has entrenado a tu cerebro lo suficiente para  estar atento, afilado a las percepciones verdaderamente productivas. Cuando desarrolles ese poder de percepción extraído del análisis, a veces, instantáneo, otra más meticuloso, te sentirás capacitado para hablar por los que has de dirigir, o para dirigirte por ellos, para virtualizar-los métodos y las situaciones, pues es de esta manera,  que se sucede un punto se quiebra en la rigidez cerebral y se manifiesta la turgencia mental, aperturándose una suerte de plasticidad que te deposita directamente, frente a frente, en mejores acuerdos, soluciones proactivas; y lo cual debería ser, en primera instancia, la premisa de cualquier discusión, argumentación o lluvia creativa de ideas beligerantes.  En el momento que sepas, que eso es tuyo, que lo dices, en principio porque el beneficio es mayor que la pérdida, que los afectados o lo reemplazado no es desestimado sino aplicado a nuevas formas, sin interferencias o manipulaciones externas, o por motivos personales los cuales difieren de una meta común participativa y aglutinante, entonces, vale el esfuerzo mantener el empeño por argumentar y exponer. Por definir y solventar.