"Propósito Obtenido"

La intimidad va ligada a los límites, a los autobuses en marcha, las paradas de carretera, a los almuerzos en un café, y cuando esto no pasa o deja de suceder, cuando bloqueas aquello que quería ser manatial de luces, la feria se muda de pueblo, y no precisamente a un pueblo blanco; simplemente deja de ser huerto; y mientras redimes el rédito de lo grabado en mentes eufemistas, con la mirada desenfocada, como perdida, pero con la claridad de la conciencia meditativa, te asomas al balcón o miras por el ventanal buscando el séptimo cielo a  ver si encuentras alguno derramándose por ahí, queriendo vaciar sus mejores trozos de pan y no sólo las migajas como si fuera un mestizaje falso; sin embargo, con lo que te encuentras es con miradas que buscan castigar a la solemnidad de lo profano con aquello que tampoco es sagrado, pero posee el símbolo en un papel certificado, entonces, hurgas y arrancas.  Haces caso, por fin, del deseo de que salgas de su entorno. Te has podido desarraigar de la paciencia y de la historia educativa en el caso acontecido.  Has rescindido contrato, y definitivamente, has dejado de decir palabra, nuevamente a alguien.  
 

El futuro lo llevas en el petate. Has eleborado una obra, que parecía, cinetomagráficamente irrepetible, pero tu visión ha sido mancillada de a dos y de a tres. Y nada entendida, parece que no hay espejo, y parece que nadie quiere salir del armario para tratar de entender por qué ese profano que están recortando, que empeñó su esquina en apuestas que sólo podían dejar un cadáver a la sombra de la luz ha seguido existiendo o persistiendo allí, o allí.  Tampoco, vale déjarlo saber.  Es como decirle a alguien que se venga a vivir contigo, que eres rico. Entonces, decides renunciar a la metáfora antes que la catástrofe de lo adjetivado comparta al sistema en un decrépito documento anti-paz.  No hay más nada que completar, a menos, que la complexión exija completar.  Entonces, ahí, se repliega sobre sí mismo y vuelve para completar.